Pintar me permite conocerme, aceptarme, soltar el control, sentirme libre, sentir que elijo vivir este proceso creativo, y sentirme dueña de mi vida en ese mismo soltar la vida. Me vacío de mí y me lleno de creatividad.

 

Sobre mi

Esta aventura empieza sobre 2017, y surge tras un vacío existencial. Anteriormente, ya había pasado alguna crisis de este tipo, pero había algún desencadenante en mi vida. Pero ese año… fue diferente. Aparentemente mi vida estaba más o menos bien, mi familia, amigos, más o menos bien. Mi negocio también… Pero yo estaba apagada, tenía la sensación de que me faltaba algo… Sentía que vivía una vida descafeinada, que no vivía mi vida. Este vacío interior me hizo replantear muchas cosas. Cuando estás sumergida en ese vacío, a la fuerza, tomas contacto contigo misma. Me replanteé muchas cosas, me hice mis propias preguntas y empecé una búsqueda para encontrar mis propias respuestas. 

Así, años atrás me había adentrado en el mundo del desarrollo personal y espiritual, y si todo lo aprendido y leído me había servido de muchísimo en mi vida, aún faltaba una pieza en el puzle. Algo no encajaba.

Es en ese periodo en el que se cruza en mi camino el libro “El camino del artista” y ahí mi cabeza da un vuelco. Empiezo a reconectar con los anhelos de mi niña, y empieza la aventura de la experimentación, la conexión con la Creatividad y sobre todo el contacto conmigo misma.

Siempre la pintura, ha formado parte de mi vida. Mis recuerdos de pequeña, son pintando, dibujando o haciendo cositas con las manos, recortando, jugando con barro, haciendo mejunques que me inventaba… Y me conecto con esa parte mía, en la que la curiosidad y el disfrute se cogen de la mano desde la inocencia de hacer las cosas desde otro punto de vista: desde el Ser. 

Así que a partir de ahí, empieza una búsqueda de materiales, técnicas y herramientas que me permitieran gozar, conectarme conmigo y además expresar mi mundo interior. En este proceso, me doy cuenta, que va más allá. Que no solo hay una conexión interna y profunda sino que la conexión va mucho más allá, y se hace magia en mi corazón. Así, cuando me pongo delante del lienzo, me pongo al servicio de la creatividad.

Pintar me salvo y ahora, quiero llenar las casas de esta energía tan sanadora, que a mí me sanó, y contribuir a que los hogares respiren un poco más de paz, de alegría y conexión. Quiero que la gente mire mis obrar y se reconozco como en espejos en los que les recuerde que la chispa interna habita en cada uno de nosotros, y que sí yo pude reconocerla tú también puedes.

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